No podía percibir nada salvo sus propias sensaciones. Ningún estimulo externo atravesaba su epidermis, enorme frontera que el paso del tiempo había convertido en infranqueable. Rocas y enormes crustáceos se adherían a su piel, formando un enorme muro que le impedía escuchar sonidos que procedieran del exterior. Nada que no habitara en su ADN podía traspasarle. Ya no utilizaba las palabras, si intentaba articular alguna (solo como deporte personal) cada letra le rebotaba hacia dentro produciéndole un enorme dolor abdominal.
toda una sorpresa,me encanta todo y espero verlo en directo,por cierto esta faceta de escritora es una ....pasada.
ResponderEliminarbesitos
MªJesus
que maja que es mi prima, aqui pasa como con los viñaos que somos mu majos y mu listos, los más
ResponderEliminarUn besazo enorme, enorme
I met you, girl, so long time ago...
ResponderEliminar¡OLE, mi amiga! ¡vaya blog chulo!
Me ha encantado. Y lo que cuentas también.
Besos.
Pepi
muchos, muchos años hace que nos conocemos...otra incondicional, asi no vamos a ningún sitio...un abrazo chavala
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